¿Qué está pasando? ¿Dónde estoy? ¿Por qué no me puedo mover? Esto está muy oscuro, tengo mucho miedo. ¡AYUDA! ¡QUE ALGUIEN ME AYUDE PORFAVOR! No puede ser. Nadie me oye y no sale la voz de mi boca. Si esto es una broma no tiene gracia. ¡MAMA! ¡PAPA! No puedo abrir los ojos. Esto no me puede estar pasando. Sea lo que sea no me gusta. Celia, tranquilízate y ponte a recordar que paso ayer.
Dios, los recuerdos están muy borrosos, pero sé que yo puedo recordarlo. Creo que todo empezó a noche. Si, es verdad, que había quedado con mis amigas para salir de fiesta. Me puse mi vestido azul marino de encaje y mis tacones negros. Tan solo me pinte la raya y me puse rimmel. Cogí un bolso negro y metí lo básico: vaselina, pañuelos, el móvil, tiritas por si me rozaban los tocones, un pequeño neceser con maquillaje y las llaves de casa. Me despedí de mis padres y les prometí no llegar más tarde de las siete de la mañana. Baje a la puerta de mi casa y allí estaba Álvaro (mi chico) tan guapo como siempre. Se había puesto traje y le quedaba muy bien. Nos cogimos de la mano y fuimos de camino a la discoteca en la que estarían el resto de nuestros amigos. Llegamos y, como siempre, fuimos los primeros. Aunque no tardaron mucho en venir los demás. Entramos todos juntos a esa discoteca y nada más entrar me dio la sensación de que esta noche iba a ser diferente. Empezamos a bailar y a beber. Creo que todos bebimos demasiado aunque nos lo pasamos súper bien. Hubo un momento en el que ya no podía mas y decidí decirle a Álvaro si quería salí a tomar el aire. El acepto y salimos fuera de la discoteca. Nos sentamos en un banco que estaba justo en frente del edificio. Empezó a acariciarme el brazo y la cosa se nos fue de las manos. Continuábamos besándonos a medida que la temperatura subía. Cuando me quise dar cuenta de lo que pasaba el ya no llevaba su americana y yo estaba a punto de quitarme el vestido. Menos mal que me di cuenta a tiempo, porque sino habríamos hecho el amor en el banco. Después de colocarnos bien la ropa salieron el resto de nuestra cuadrilla, porque había empezado a llegar más gente. Decidimos ir a dar una vuelta al parque. No sé muy bien porque pero Marcos (un chico que lleva enamorada de mi desde que éramos enanos) y Álvaro empezaron a pelearse. Al principio parecía de broma pero luego me di cuenta de que se estaban dando pero bien. Se tuvo que meter Sergio para separarles porque se iban a matar. Yo empecé a llorar, no se si por el alcohol o por como habían acabado los dos. Creo que después de la pelea nos fuimos al parque y continuamos la fiesta allí. Diego, que vivía cerca de aquel parque, trajo bebidas y unas pastillas que había comprado el día de antes. Continuamos bebiendo cubatas y nos tomamos cada uno una pastilla. Como por arte de magia, el cansancio se me paso. […] Espera un momento. Esa voz no la conozco. ¡MAMA! ¿QUIEN ES ESE HOMBRE? No me dejes sola por favor. Hazme caso. No puedo aguantar esto. ¿Qué acaba de decir? ¿Qué estoy en coma? Ahora lo entiendo todo. Por eso nadie me oye, por eso no puedo abrir los ojos, por eso hace frio... Pero necesito saber cómo llegue hasta aquí. […] Después de habernos tomado aquellos me fui con Álvaro a su casa. Nos metimos los dos en la cama. Yo llevaba una camiseta suya de pijama, pero me duro muy poco puesta. Continuamos con lo que habíamos dejado a medias en aquel banco. A medida que nos besábamos la temperatura subía, y mucho. No sé si era por el alcohol o por las pastillas, pero necesitaba acabar con esto. El me quito la poca ropa que me quedaba puesta y yo hice lo mismo con la suya. Se agarro a mis caderas y antes de hacerlo me susurro al oído que si estaba segura. Yo no le conteste con palabras pero basto un beso para darle permiso. Al principio me dolió pero al estar junto a él me tranquilice. Si, era mi primera vez y estaba segura de lo que hacía. Por supuesto el llevaba puesto el condón. Por fin acabo no la poca distancia que quedaba entre los dos y nos hicimos una sola persona. Fue la mejor sensación de todas. Mi móvil sonó avisándome de que me quedaba media hora para llegar a casa. Así que me vestí, me peine un poco y me despedí de Álvaro. Se empeño en acompañarme pero le dije que ya era tarde y que podía ir sola. Iba muy cansada y no podía con mis pies por lo que me quite los tacones. […] Pero ¿por qué no me acuerdo de nada más? Creo que no llegue ni a casa y me desplome en aquella acera, pero no puedo decir que sea cierto que eso paso. Espero despertarme pronto y descubrir donde me encontraron y quien.